Carcassonne está divido en dos partes bien diferenciadas: la Ciudadela y la Bastida de San Luis, conectadas por el Puente Viejo. En este artículo vamos a conocer la primera, la Ciudadela o Cité, emplazada en una colina a los pies del río Aude.

Fotografía: Rob Glover (Flickr CC)
Esta es la parte más visitada por los viajeros que llegan a Carcassonne, y también la más antigua. La Ciudadela está protegida por dobles murallas, tras cuyos muros se esconde uno de los conjuntos históricos más impresionantes de Europa, cuyas laberínticas calles nos conducirán hasta la Edad Media.
Datos: la Ciudadela Carcassonne fue declarada Patromonio de la Humanidad en 1997, sus murallas miden 3 kilómetros y tiene 52 torres.
Este trazado desordenado de las calles es típicamente medieval, aunque las primeras murallas que rodeasen la Ciudadela partieran de época romana y fueran ampliadas posteriormente por los godos: por algo es la mayor ciudad fortificada de Europa, y es que por su posición estratégica entre el Mediterráneo y el Atlántico y entre Francia y España, Carcassonne fue escenario de violentos conflictos a lo largos de los siglos, como el que enfrentó a la Iglesia contra los cátaros. Este carácter defensivo y militar se aprecia perfectamente al visitar el complejo.

Fotografía: Luciano Guelfi (Flickr CC)
En las murallas hay un camino de ronda que se puede recorrer a pie.
Dentro de la Ciudadela encontraréis, además, otros monumentos de interés como el castillo o la Basílica de Saint-Nazaire, así como varios museos.
Podéis contratar alguna de las visitas guiadas que se ofrecen para conocer mejor la parte histórica, pero lo que os recomendamos encarecidamente es que dediquéis un buen rato a perderos por ese entramado de callejuelas de la Ciudadela en cuyos locales aún se aprecia ese viejo carácter artesano, con sus fachadas de piedra flanqueadas por parterres de flores y sus acogedoras terrazas.

Fotografía: Vicki Burton (Flickr CC)
El acceso a la Ciudadela puede hacerse a través del Puente Viejo que la une con la Bastida o llegando con el coche hasta el acceso principal, donde hay varios parkings de pago (pues toda la Ciudadela es peatonal).
Nosotros os aconsejamos entrar por la Puerta Narbona, que atraviesa el foso con puente levadizo bajo dos inmensas torres.